EL TESORO OCULTO DEL ENCIERRO


EL TESORO OCULTO DEL ENCIERRO


Ya es primavera. Nosotros estamos encerrados y, pese a todo, la orquídea que tengo en el comedor sigue alargando su tallo en dirección a la luz, y sirviendo de raíz y alimento para los pequeños e hinchados bulbos que, en breve, explotarán en una fiesta de color.

La Tierra, la vida, el universo, sigue. Y para nosotras, las personas humanas, esta primavera va a ser diferente. Más similar a una hibernación o al sentido más estricto de la penitencia que supone esta época de cuaresma, una epidemia nos ha obligado a refugiarnos en nuestras cuevas por largo tiempo.



Se trata, ya lo sabéis, de una situación totalmente nueva para la mayoría de nosotras. Estamos acostumbradas a vivir y movernos siempre hacia afuera, movidas por la prisa y las ansias de realizar actividades productivas, de acumular experiencias, volviendo a casa sólo para el mínimo descanso imprescindible, y a veces ni eso. Y digo “casa” no sólo en el sentido de lugar físico, sino también en el sentido de hogar íntimo, en soledad, con nuestra verdad interior.


Hoy una amenaza global nos tiene encerradas en nuestros hogares, siguiendo todas las señales en busca de protección, que gritan: “hacia adentro, hacia adentro”. Se trata de un problema para unas, de un reto para otras, de una oportunidad para todas. Supone ir al otro lado del péndulo, a equilibrar la balanza, hasta que entendamos de una vez por todas la importancia del equilibrio, de trascender el péndulo, de valorar tanto la vida en el interior como la vida hacia el exterior. De dar espacio a la introspección.


Como en todos los cambios que nos afectan, notamos que nacen en nosotras resistencias internas. Buscamos seguir viviendo experiencias, actividades y quehaceres dentro de casa como lo hacíamos fuera. Teletrabajamos. Nos inundamos con propuestas educativas, culturales, de ocio, deportivas, sociales… aprovechando las opciones que nos trae la tecnología. En parte, eso está muy bien. Somos conscientes de la necesidad de cuidar nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestra alimentación, a nuestra familia, de mantenernos activas. La necesidad ha encendido nuestra chispa de la creatividad, y por eso abunda una variedad ingente de propuestas que no nos acabaríamos ni en 3 años de confinamiento. Está muy bien, hasta cierto punto.


Hace unos días, @Elena Palma lo expresó muy bien cuando se refirió en un post al ataque de hiperactividad reactiva que nos dio en la primera semana de encierro. ¿Hasta qué punto toda esta nueva actividad hogareña nos ayuda a cuidar nuestra salud mental, emocional y física? ¿Y desde dónde se convierte en otra huida del estar conmigo misma, del silencio, de la quietud, de la escucha interior? Incluso personas que ya veníamos creyendo en las bondades de la escucha interna, estos días meditamos o hacemos yoga. Pero… ¿nos estamos escuchando de verdad? ¿De verdad de verdad? ¿Puede que tengamos una oportunidad como sociedad si entramos más profundamente en la cueva? Yo apuesto que sí, y me incluyo en esta necesidad. ¿Y si aprendemos a abrazar la sombra?

En mi caso, como psicóloga, estos días me ha asaltado la duda sobre la mejor manera de contribuir a ello durante este tiempo. Ando entre la motivación y la ilusión por resultar de alguna forma útil en este contexto, y la ansiedad por hacerlo bien, por hacer “lo correcto”. ¡Y voilà! He ahí uno de mis fantasmas, ya conocido, pero quizás nunca tan claramente visible como estos días: ¿quién me exige? ¿quién me obliga? Estoy en casa, sin presiones de tiempo, sin nadie que espere nada de mí en un plazo concreto. ¡Soy yo misma! ¿Lo veis? Ahí reside una de mis oportunidades: captar en qué consiste esta trampa de autoexigirme y empezar a desactivarla. Hacer las cosas desde la conexión conmigo misma y el amor, y no desde el miedo o “lo que debería ser”.


Todas tenemos varios fantasmas que exorcizar. Así que, desde el amor -y a ratos la ansiedad, pero os prometo que lo mejor ha nacido desde el amor-, tengo varias propuestas para hacer a las personas que deseéis apuntaros al carro del viaje interior:

PASOS PARA EL AUTOCUIDADO EMOCIONAL DURANTE EL CONFINAMIENTO Y MÁS ALLÁ


1.   DATE PERMISO. Siéntate en silencio, cierra los ojos y respira. Escucha tu interior. Pensamientos que te abordan: déjalos pasar y míralos desde la distancia, como si fueran nubes. Sensaciones corporales: obsérvalas sin juicio, respíralas. Emociones: siéntelas, respíralas también, sean agradables o desagradables. Sea lo que sea que encuentres, escúchalo, permítelo, abrázalo. Ha venido a ayudarte, de una forma u otra.

2.   DA LAS GRACIAS. Toma conciencia de cada cosa que aquí y ahora suma en tu vida. Pueden ser cosas materiales o inmateriales, grandes o pequeñas, incluso muy básicas. Haz un repaso en silencio de todas ellas, una a una, y respíralas, abrázalas, dales las gracias por estar contigo.

3.   LIBERA TU CREATIVIDAD. Desde aquí, desde lo agradable y lo desagradable, desde todos los frutos que la vida te trae en tu aquí y ahora, siente, inspírate. ¿Cómo podrías aprovecharlos? ¿Qué “cocinarás” con ellos? ¿Qué de todo lo experimentado en este proceso vas a llevarte como nuevo hábito cuando el confinamiento acabe?


El tercer paso es probablemente el más tentador: recoger los frutos. Por eso, pienso que muchas de nosotras hemos iniciado el confinamiento al revés. ¡Viva la creatividad y las actividades! Hiperactividad reactiva, huida del silencio ensordecedor. Al menos en mi caso, la primera semana estuve emocionalmente muy positiva, con mil ideas en la cabeza, disfrutando de “mi nueva vida encerrada”… El primer día, ya tenía dibujado un mapa mental sobre todo lo que quiero hacer durante el “confinamiento feliz”. Y esta segunda semana, en cambio, he sentido que se me acaba el gas. ¿Por qué? Pues porque me he saltado dos pasos, claro está. Así que os invito a empezar por el primero.


Tened también en cuenta que no va a ser 1, 2 y 3. Empezaréis por el primero, y puede que después avancéis, o también puede que retrocedáis. La montaña rusa emocional sigue ahí. No pasa nada. También forma parte del trabajo de permitirse ser. ¡Con lo contenta que estaba yo ayer ya dando las gracias y hoy me siento hundida en la miseria! Pues eso es, así funciona, abraza también eso.

En este punto, quisiera recuperar la idea de mi amiga y colega @Sandra Sacristán de ayudar a nuestro cerebro a llevar mejor la situación cambiando la palabra "confinamiento" por "retiro". Quizás es forzoso, sí, pero sin duda apetece mucho más un retiro que un confinamiento. Podéis escuchar su entrevista en Radio Terapias: https://anchor.fm/radioterapias/episodes/BUENOS-DAS-BIENESTAR-24-3-20-ebsgj9 (inicio en momento 1:19:08).

GRUPO DE CRECIMIENTO PERSONAL


Cada semana de confinamiento, un tema de reflexión. Entre todas compartimos, escuchamos y proponemos. Nos acompañamos. Primeros temas que se me ocurren:
  • El “confinamiento productivo”
  • Abrazar lo que hay
  • Vulnerabilidad y fortaleza interior
  • … ¡se aceptan propuestas! Sobre todo, si el confinamiento se alarga 😉

 

PACK ESPECIAL “CONECTA CON TU RESILIENCIA Y SABIDURÍA INTERIOR”


Si has decidido que vas a aprovechar el confinamiento para aprender a escucharte, o necesitas transitar mejor tus emociones durante este encierro, y te gustaría tener un acompañamiento personalizado de tu proceso, te ofrezco este pack especial:

3 sesiones por 90€

Si te interesa, puedes contactarme para agendar las sesiones por Skype: laura.estil.las@gmail.com

Cada sesión dura entre 60 y 90 minutos, horas a convenir. Durante este periodo especial, están a mitad de precio.

 

SESIÓN DE CONTACTO GRATUITA


Si tienes dudas sobre cómo te voy a acompañar, en qué consiste el proceso, o quién soy yo y cómo trabajo, te ofrezco un primer contacto sin compromiso por Skype. La sesión durará 15 minutos y nos servirá para conocernos, aclarar dudas y quizás empezar a trabajar.

Si te interesa, puedes contactarme para agendar la sesión por Skype: laura.estil.las@gmail.com

Comentarios

  1. Gracias por este artículo!!! Una gran reflexión!!! Dejarse ser, sin nada más!!! ! Gracias, gracias.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario